Más allá de la unión física, de adquirir una casa, un carro, viajar juntos, formar una familia o tener hijos (y sí, Dios nos permite disfrutar de estas cosas en el proceso), el matrimonio es un reflejo de la relación entre Cristo y Su iglesia.
Ten siempre presente que, al casarte, tu matrimonio debe mostrar al mundo ese amor que existe entre Cristo y su iglesia. Mientras más consciente estés de esto desde el inicio, Dios bendecirá tu unión.